Las importaciones de bienes de consumo de Argentina han alcanzado niveles sin precedentes, a pesar de que los fabricantes locales afirman que están “liquidando” inventarios para gestionar los gastos operativos. Esta situación se desarrolla en medio de una disminución del poder adquisitivo de los hogares, ya que las familias se encuentran cada vez más incapaces de cumplir con sus obligaciones de deuda. El gobierno se mantiene firme en su estrategia, a pesar de la ausencia del esperado préstamo de 20 mil millones de dólares de los bancos estadounidenses, y está esforzándose por estabilizar el dólar. Mientras tanto, hay apprehensión en los mercados respecto al resurgimiento del “milei libertario.” Las dinámicas cambiantes y las inconsistencias presentadas por el Ministro de Economía Luis Caputo están contribuyendo a la inquietud predominante. “Átense los cinturones,” declaró el presidente Javier Milei durante un discurso. La situación sirve como una metáfora de una crisis persistente dentro del sector productivo. Un representante de la industria transmitió que el sector está actualmente en alerta debido a una disminución en la actividad, lo que ha resultado en “altos niveles de deuda incobrable” y una desintegración del mercado. “Debemos liquidar el inventario para cubrir nuestros costos operativos diarios,” afirmó el líder de la industria. Mientras tanto, las importaciones de bienes de consumo siguen en aumento. La investigación del economista Martín Polo indica que alcanzaron un pico de US.19 mil millones este año, impulsados por un aumento del 59% en las cantidades a pesar de una disminución del 7% en los precios.
Todas las indicaciones apuntan a que esta será la perspectiva para los fabricantes nacionales en el futuro: un mercado limitado por un consumo moderado y un aumento de la oferta resultante de la liberalización del comercio y tipos de cambio favorables. En 2024, el gobierno confía en la reactivación de la demanda facilitada por la reintroducción del crédito. Sin embargo, esta vez parece más desafiante: Los datos del Banco Central indican que los atrasos en los préstamos a los hogares alcanzaron niveles sin precedentes en septiembre, con préstamos personales al 9% y tarjetas de crédito al 7%. La metáfora del presidente también podría aplicarse al sector financiero, que observa con cierto escepticismo la estrategia de mantener las bandas cambiarias, a pesar de que los bancos estadounidenses ya han descartado la perspectiva de un préstamo de 20 mil millones de dólares destinado a un programa de recompra de deuda gubernamental. “Los precios de los bonos ya habían incorporado ese paquete de rescate, así como el acceso libre a la línea de swap,” comentó un operador de mercado. El viernes, que fue un día feriado en el mercado argentino, los bonos mostraron caídas generalizadas en respuesta a la noticia. En el contexto revisado, sin garantías, las instituciones financieras globales extenderían una línea de repos de aproximadamente US$5 mil millones para abordar los vencimientos de enero.
Las preocupaciones respecto al programa monetario continúan. El Fondo Monetario Internacional y las principales agencias de calificación crediticia están instando a Argentina a fortalecer sus reservas para mejorar su calificación crediticia. Dentro del gobierno, prevalecen las inconsistencias y la claridad sigue siendo esquiva respecto a la ejecución de la compleja tarea: remonetizar la economía, desmantelar aún más los controles de capital, adquirir reservas y sostener las bandas. En la última quincena, el dólar se ha mantenido significativamente por debajo del umbral superior de la banda. Sin embargo, hay un flujo excepcional de divisas extranjeras resultante de colocaciones corporativas en el extranjero, que ya ha superado los US$3.600 millones en noviembre. Además, la Ciudad de Buenos Aires ejecutó el martes una emisión de 600 millones de dólares, con otras provincias listas para replicar esta acción. Las anticipaciones sobre la posible reapertura de los mercados internacionales para Argentina no han aliviado las incertidumbres predominantes. Un destacado consultor macro y financiero expresó su preocupación por el resurgimiento de “Milei el libertario,” el economista que sostiene que acumular reservas no es esencial para mantener un tipo de cambio históricamente bajo.
La comunicación del equipo económico también está resultando poco útil. El episodio más reciente presentó acusaciones de orquestar una “operación” tras su informe sobre información que tanto el Secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent, como Caputo habían revelado previamente el 15 de octubre: una línea de crédito de 20 mil millones de dólares con bancos privados. La situación contribuye a una ambigüedad predominante en las comunicaciones del equipo económico: una falta de transparencia respecto a la participación de EE.UU. en el mercado cambiario doméstico, la gestión de la línea de swap, y lo más crítico, las perspectivas del programa económico a futuro. Como comentó un destacado consultor: “Si el sistema de bandas es convincente, ¿por qué Caputo tiene que salir a defenderlo cada semana?”

