La remontada de Milei en las elecciones de mitad de mandato pone a prueba el futuro de Argentina

En mayo, la administración de Javier Milei expresó satisfacción por su triunfo inesperado en las elecciones de la Ciudad de Buenos Aires. En septiembre, mostró un sentido de urgencia tras una pérdida inesperadamente significativa en las elecciones de la provincia de Buenos Aires. Parece que la administración de Milei ha recuperado protagonismo tras un triunfo decisivo en las recientes elecciones intermedias a nivel nacional. La lección subraya la creciente imprevisibilidad de la política, la naturaleza transitoria de las circunstancias y el potencial para que ocurra un cambio rápido en cualquier momento. Todos los actores políticos deben considerar esa perspectiva. Por el momento, los argentinos le han otorgado a Milei un mandato renovado y mejorado, el cual debe manejar con prudencia para transformar su administración naciente en un gobierno más experimentado. Como se mencionó en nuestra discusión anterior, cuando los argentinos se despertaron la mañana siguiente a las elecciones, las fortalezas y desafíos de la nación seguían presentes. La magnitud de estos problemas, no obstante, depende de la capacidad para abordarlos, y el resultado de las elecciones, a la luz de las expectativas adversas que se habían acumulado antes de la votación, proporciona al gobierno recursos adicionales para seguir adelante con sus resoluciones.

Octubre se había concebido inicialmente como un momento crucial que llevaría a un ciclo político y económico positivo. La validez de esa noción ha sido cuestionada debido a una sucesión de errores no forzados originados desde dentro de la Casa Rosada: alienar a posibles aliados, agotar las reservas del Banco Central para mantener un peso sobrevaluado y lidiar con al menos tres importantes escándalos de corrupción. La administración de Milei se encontró en una posición precaria: la población argentina optó por sacarla de este dilema. Con una mano mejorada, Milei debe navegar su estrategia con prudencia, asegurándose de no sobreextender su posición. Su gobierno ha estado acelerando desde diciembre de 2023; ahora que ha pasado el hito de las elecciones intermedias, debería transitar hacia un ritmo más sostenible. Asegurar la elección ha librado a la administración de la necesidad de implementar ajustes urgentes y drásticos desde una postura de vulnerabilidad; sin embargo, no los exime completamente de la necesidad de modificaciones. Milei pareció entender este concepto al principio. Su discurso de victoria fue mesurado, señalando una disposición a entablar diálogo con las facciones moderadas de la oposición, lo cual será esencial para avanzar en las reformas que ha prometido y que los inversores anticipan. Su equipo, algo desorganizado debido a luchas internas por el poder y maniobras por posiciones antes de un inminente cambio de gabinete, está llamando a los gobernadores a iniciar discusiones.

No obstante, Milei enfrenta dos riesgos significativos. La sobreconfianza es el factor inicial, que puede resultar en el posterior riesgo de la procrastinación. Entre las diversas interpretaciones sobre el más del 40 por ciento de argentinos que votaron por sus candidatos, muchos de los cuales son relativamente oscuros, una explicación particularmente plausible es que Milei representaba la opción menos desfavorable. Esto aumenta la presión sobre el gobierno para cumplir con sus obligaciones en la segunda mitad del mandato de Milei. La entrega significa la consecución de mejores resultados económicos. Aunque muchas encuestas indicaron que la inflación ha dejado de ser la principal preocupación pública este año, problemas persistentes como el aumento del desempleo y la posibilidad de estancamiento económico no han sido suficientes para hacer que los votantes regresen a la opción electoral opuesta, ya que esta última sigue evocando recuerdos de una inflación extremadamente alta. Esto indica que Milei, a pesar de que su administración entró en la elección con las tasas de aprobación más bajas desde que asumió la presidencia, aún no ha llegado al punto crítico en el que el electorado votaría en su contra, independientemente de su oponente.

Paradójicamente, a pesar de su formación en economía, el área donde encuentra el mayor riesgo es la propia economía. Una obstinación particular, de la que está convencido que podría llevarle a un Premio Nobel, le ha llevado al borde del colapso en varias ocasiones hasta ahora. Evitar la tentación de adherirse a una trayectoria que ha demostrado ser insostenible presenta un desafío para un presidente que puede afirmar que ha asegurado el segmento inicial de una contienda en la que muchos predijeron que no prevalecería. Abordar las complejidades del mercado cambiario para permitir que la nación comience a acumular reservas en lugar de agotarlas presenta un desafío paradójico que el Presidente y sus asesores económicos deben enfrentar—si no de inmediato, entonces en los próximos meses. Las ideas del ex presidente Mauricio Macri, quien logró una victoria significativa en sus elecciones de medio término en 2017, similar a la de Milei este año, podrían ser beneficiosas para el actual jefe de estado y ayudar a aliviar estas preocupaciones. Macri pasó de un período de prosperidad a uno de desesperación en solo unos meses, ya que una economía en crisis obstaculizó sus posibilidades de reelección. Milei parece tener una trayectoria bien definida hacia la reelección en 2027, ya que la oposición no solo está fragmentada, sino que también está experimentando una agitación significativa, dejando a todos reflexionando sobre las circunstancias que llevaron a esta situación. Sigue careciendo de un líder. El futuro, cada vez más, depende únicamente del potencial de Milei para la victoria o la derrota.